14 may 2011

Me arrepiento mucho de haberte odiado, pero a la vez no me arrepiento de nada. Se ve que era necesario pensar eso tan feo de vos para después darme cuenta de que estaba equivocada y así empezar a valorarte cada día más. Tus enseñanzas y, especialmente, tu forma de enseñar, de demostrar cariño, tu personalidad, todo... Todo eso me marcó y lo voy a tener conmigo siempre. Porque te veo feliz y dejo atrás todo lo malo que pasó. Porque así debe ser. Yo siento mucho aprecio, cariño y admiración, y por eso es que ahora me duele hasta verte un poco preocupado. El más mínimo signo de tristeza o malestar en tu cara me cambia el día. Por eso a veces no puedo estar bien, sabiendo que podés tener algún problema. Porque ya no soy tan egoísta como antes, al menos no con vos, o con ustedes dos. Es que en su momento yo odiaba y me odiaba, no sé cómo hacía para mirarte a los ojos. Pero ahora, hoy, puedo decirte que nunca te equivocaste. Nunca hiciste las cosas mal y nunca estuvimos peleados.
Me gustaría poder devolverte aunque sea la mitad de todo lo que me diste, pero sé que nada de lo que haga va a alcanzar. Muchas gracias.

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