13 sept 2010

No title

Todos quisimos ser un héroe alguna vez. ¿Por qué será que nuestros sueños cayeron al piso y se rompieron en mil pedazos? Siempre habrá alguien a quien culpar, hasta a uno mismo. Pero cuando ya es obra del destino, o quién sabe, quizá Dios, ya no hay nada que hacer. Sólo ser fuerte y respirar.

Se nace para vivir, se vive para morir. Hay que disfrutar cada momento, dicen. Tendré un concepto erróneo entonces, yo cambiaría la palabra 'disfrutar’ por ‘vivir’… Vivir cada momento.

En la vida se peca y se cometen errores, pero… ¿qué tan mal está no arrepentirse de eso? Mi base está en que todo ocurre por algo. Exactamente todo. La lluvia, la muerte, la caída de las hojas en otoño, una sorpresa, una alegría. Quizá arrepentirse también signifique fijarse una meta más: el no cometer el mismo error. Pero en cambio, cuando el arrepentimiento abarca acciones sobre las que no tenemos poder, como por ejemplo nacer, nadie nos salva. La depresión se aferra a nuestra alma e interrumpe nuestro sistema. Modifica nuestra conducta, manera de hablar, expresarnos y hasta nuestro caminar. Nos invade, nos agarra y no nos suelta. Luego viene la culpa y posterior a eso, las ganas de morir. Se ve claramente que olvidamos lo bella que es la vida, lo hermoso que es vivir.

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