Bueno, vamos a esforzarnos. No, vamos a dormir. Hace mucho no dormimos. Hace mucho no descansamos. Me pregunto por dónde andará mi mente ahora y qué hace ella acá. Vaya sorpresa. Espero que no se quede. Me dijo que no se iba a quedar. Gracias, Dios, pero qué susto. No puedo dormir con ella en casa. No puedo dormir en realidad, no puedo hacer nada. A las doce de la noche se me parte el alma en dos, se hacen las tres de la mañana, las cuatro, pasan las horas, se me van los días, se me va la vida. Se enojan si no salgo, se enojan si insinúo que voy a salir, se enojan si salgo, se enojan cuando vuelvo, se enojan si salgo mucho, se enojan siempre. Y yo no me puedo enojar, y si lo hago, a nadie le importa. Yo quiero vivir, a mi manera, y seguramente eso también lo haga mal. Porque es así, hago todo mal, menos… menos… bueno, sólo se me ocurre, que si sobreviví, es por algo. Si sigo hoy acá y no se me fue todo de las manos hace tres años, debe ser por algo. Será que aprendí de mis caídas? Será este texto interesante para alguien?... Seguro vio, lo que tengo en las manos. Qué habrá pensado, no? Y qué pensará él cuando… a veces no sé para qué me quiere la gente, por qué creo saberlo. Supongo que pensando en frío no soy tan mala persona, pero. No sé. Dudo mucho a veces. Pero para qué, no lo sé. Sirvo para algo? Y si es así, me querrán sólo para eso que supuestamente hago bien? Que se vaya. No la aguanto. Es su culpa, la mayoría de las cosas que me pasan………… es todo su culpa. No me gusta su voz, no me gusta nada de ella. Se hacen lentamente las cuatro de la tarde, voy a seguir despierta otras doce horas más y después, voy a llorar. Como siempre, la rutina. Y nunca falta el momento del día donde un extraño me promete su amor. Qué barato resulta ese amor ‘callejero’, digamos. Pero esas personas se tiran al vacío de cierta forma, porque, eligen olvidar que el amor es peligroso. Yo no me voy a volver a enamorar. Podré querer muchísimo pero no tengo un corazón tan grande ni tan sano como para volver a eso. Y aunque sean pocos, me pesan los años, porque sentí muchas, muchas cosas. Y capaz sea por eso que ahora, siento más. O siento de más, quizás. Le doy importancia solo a los extremos, como esa etapa de mi vida donde me odiaba por haber nacido y deseaba constantemente morir. Pero era tan chica que ahora pienso, capaz sólo necesitaba sentir algo así de grande, por más malo que fuera, para seguir adelante. Creo que eso tan feo y vacío que tenía como corazón, necesitaba algo que lo hiciera seguir latiendo; y creo que de la misma manera mi cuerpo necesitaba sentir, y mi mente algo en qué pensar. Y ahora me acuerdo, que hay un par de cosas que nunca le dije a nadie, porque soy muy orgullosa. No sé por qué, pero no lo puedo sacar, y no es la gran cosa pero la verdad que me hace mal. Pensar en eso me hace mal, y saber que hay cosas que no puedo cambiar, también. Me quiero ir.